viernes, 26 de octubre de 2012

Texto del Cantar del Mío Cid.

Fragmento del Cantar del Mío Cid.

Comienzan ya a preparar  la gran sala del palacio. (v.2205)
Los suelos con mucha alfombra,  todo bien encortinado.
iCuánta seda y cuánta púrpura  y cuánto paño preciado!
¡Gusto os daría vivir  y comer en el palacio!
Los caballeros del Cid  aprisa allí se juntaron
y entonces en aquel punto  por los infantes mandaron.
Ya cabalgan los infantes,  camino van del palacio,
con muy ricas vestiduras,  galanamente ataviados.
A pie y con muy buena cara,  ¡Dios, qué discretos entraron!
Recibiólos nuestro Cid;  con él todos sus vasallos.
Ante el Cid y su mujer  los infantes se inclinaron.
A sentar ellos se fueron  en un muy precioso escaño.
Los de la casa del Cid, siempre en todo mesurados
están atentos mirando al  que nació afortunado.
Allí el Cid campeador ved  que en pie se ha levantado:
-Puesto que hacerlo tenemos,  ¿por qué lo vamos tardando?
Venid acá mi Alvar Fáñez  el que tanto quiero y amo.
Aquí tenéis mis dos hijas.  Yo las pongo en vuestras manos.
Sabéis que al rey eso mismo  se lo tengo así rogado.
No quiero faltar en nada de  lo que fue concertado.
A los dos infantes, vos  dádselas con vuestras manos,
que tomen las bendiciones   y vayamos acabando.
Entonces dijo Minaya:   -Esto haré yo de buen grado. (...)

jueves, 25 de octubre de 2012

2º bachillerato texto narrativo.

Os dejo el texto narrativo para que trabajéis sus características lingüísticas y literarias, el resumen y el tema, así como la estructura. El texto es del libro La Fontana  de Oro.


A la medianoche, una turba tumultuosa, animada con todas las voces de un motín y todos los alaridos de una bacanal, invadía las calles de San Bernardino. Llegó a la plazuela de Afligidos y la ocupó casi toda. El callejón de la plaza de la Cara de Dios contenía más de trescientas personas; y la algarabía era tan grande que no se podían distinguir claramente las voces pronunciadas por los más exaltados.
Al llegar al patio hubo un instante de vacilación, de terrible sorpresa. Una doble fila de soldados apuntaba a la multitud que, confiada en su fuerza, no pudo resistir un movimiento de terror, retrocediendo al ver que se la recibía de aquella manera. En el mismo instante sonó un tiro y cayó un soldado. Hizo fuego sin reparo la tropa, y una descarga nutrida envió más de veinte proyectiles sobre la muchedumbre.
La confusión fue entonces espantosa: avanzó la tropa; retrocedieron los paisanos, no sin disparar bastantes tiros y agitar las navajas, armas para ellos más seguras que el trabuco.”


Benito Pérez Galdós, La Fontana de Oro.