Comienzan ya a preparar la gran sala del palacio. (v.2205)
Los suelos con mucha alfombra, todo bien encortinado.
iCuánta seda y cuánta púrpura y cuánto paño preciado!
¡Gusto os daría vivir y comer en el palacio!
Los caballeros del Cid aprisa allí se juntaron
y entonces en aquel punto por los infantes mandaron.
Ya cabalgan los infantes, camino van del palacio,
con muy ricas vestiduras, galanamente ataviados.
A pie y con muy buena cara, ¡Dios, qué discretos entraron!
Recibiólos nuestro Cid; con él todos sus vasallos.
Ante el Cid y su mujer los infantes se inclinaron.
A sentar ellos se fueron en un muy precioso escaño.
Los de la casa del Cid, siempre en
todo mesurados
están atentos mirando al que nació afortunado.
Allí el Cid campeador ved que en pie se ha levantado:
-Puesto que hacerlo tenemos, ¿por qué lo vamos tardando?
Venid acá mi Alvar Fáñez el que tanto quiero y amo.
Aquí tenéis mis dos hijas. Yo las pongo en vuestras manos.
Sabéis que al rey eso mismo se lo tengo así rogado.
No quiero faltar en nada de lo que fue concertado.
A los dos infantes, vos dádselas con vuestras manos,
que tomen las bendiciones y vayamos acabando.
Entonces dijo Minaya: -Esto
haré yo de buen grado. (...)
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